El inicio apabullante del Real Madrid esta temporada no podía tener otro desenlace: campeones de copa cuatro años después. El título copero ha sido el broche de oro para un comienzo histórico. El equipo de la capital venció en la final al Barcelona 96 – 85 con un parcial de 12-2 en los últimos minutos que decantó la balanza a favor del equipo blanco.

Aunque el Madrid partía como favorito el partido estuvo muy igualado, y no fue hasta el final dónde se escaparon en el marcador. El Madrid dominó el rebote ofensivo y castigó mucho al conjunto blaugrana tras segundas oportunidades. Defendió a un nivel altísimo y aún así el Barça se mantuvo en el partidos hasta el último cuarto donde el Madrid consiguió despegarse.
Primera parte: duelo de poder a poder en igualdad de condiciones.
El Madrid estuvo por encima todo el primer cuarto hasta que en la última jugada empató el partido Willy Hernangómez tras un rebote ofensivo. Cuando el conjunto madrileño parecía que podía alejarse con grandes posesiones ofensivas, el Barça hacía la goma y no permitía que aumentasen la ventaja. Laprovittola y Satoransky estuvieron muy acertados y pese a que la presión ejercida por los jugadores exteriores madridistas era asfixiante, encontraron buenas situaciones de tiro y llevaron al límite el esfuerzo de los jugadores blancos que tuvieron que aumentar esa intensidad para el segundo cuarto.
Las cosas cambiaron para el segundo cuarto cuando Chus Mateo decidió meter a Hezonja. El jugador croata anotó 12 puntos (de los 24 del Madrid) anotando desde la línea de 3 y siendo agresivo en las penetraciones a canasta que le llevaron varias veces a la línea de tiros libres. El Barça no se aceleró, tomo muy buenas decisiones en ataque y aguantó los arreones de talento del Madrid, consiguiendo así tras un triplazo de Kalinic sobre la bocina, llegar al descanso con 2 puntos de ventaja, 44-46.

Segunda parte: el talento y el trabajo alejaron al Madrid en el momento clave.
El tercer cuarto se puede resumir en una palabra: intercambio. Los dos equipos anotaban y se respondían con canastas en la pintura con un juego colectivo de máximo nivel. Muchísimo contrataque y transición que acabó favoreciendo al Madrid, que se fue con 3 puntos de ventaja al último cuarto. No se anotó ninguna canasta durante estos 10 minutos desde detrás de la línea de 3 y muchas fueron generadas en esas transiciones que hablaba antes.
En el último cuarto, al Madrid pareció poseerle su propio síndrome y pisó el acelerador aprovechando cada milésima de debilidad que mostró el conjunto blaugrana. Tres triples seguidos en los dos primeros minutos de cuarto, con un parcial de 9-2, sirvió al que luego fuera campeón para adquirir una ventaja que no perdería en el tiempo restante de cuarto. Cuando Satoransky, Vesely y Jabari Parker intentaban mantener al equipo con vida, Campazzo, Yabusele y Poirier alejaban al Madrid siendo claves en momentos puntuales ofensivamente. Fue tras dos posesiones claves de este último con un rebote ofensivo en un tiro libre y un robo importantísimo a Laprovittola cuando se acabó de dinamitar y el Barça tiró la toalla. Si no había sido suficiente, el facu metió un triple desde su casa para sentenciar el partido.

De la defensa argentina a la anotación francesa: las claves de la victoria del Madrid.
Se necesitan muchas cosas para que un equipo juegue al nivel que ha estado el Madrid desde que empezó la temporada y en este caso pasa por un equilibrio perfecto en ataque y defensa y un trabajo desde los banquillos espléndido.
Fue cuando Chus Mateo puso a Gaby Deck y Campazzo como los defensores points of attack, denominados en Estados Unidos así como el jugador que defiende siempre al que tiene el balón. Con esta presión ejercida sobre los jugadores exteriores del conjunto catalán, se trastabilló el ataque y el Madrid lo aprovechó con mucho robo de balón y canastas al contrataque. El equipo dirigido por Roger Grimau no pudo ejecutar la jugada con la acribillaron al Madrid en el último enfrentamiento: ese pick and roll entre Lapro y Vesely, dónde el pívot checo acribillaba a Tavares desde 5 metros que tendía a hundirse en la penetración del base. Gracias a no poder recurrir a esta jugada, el Madrid se protegió bastante y permitió al pívot caboverdiano deambular por la zona absorbiendo contactos e intimidando con sus brazos kilométricos todas las penetraciones hacia canasta, llegando así a poner 4 tapones.

Aunque la defensa fuera impecable y sirviera para mantener al Madrid en el partido y no dejar que el Barça tomase la iniciativa, fue tras explosiones ofensivas dónde el Madrid se alejó del marcador y puso la diferencia definitiva. Poirier y Yabusele acribillaron a la defensa catalana con continuaciones, anotando desde el codo y castigando el rebote ofensivo. Yabusele con 15 puntos y 9 rebotes con 71% en tiros de campo y 2/2 en triples y 21 de valoración anotó sus dos triples en la racha final que alejó al Madrid en los últimos cinco minutos. Poirier anotó 17 puntos, falló un solo tiro (7/8), capturó 8 rebotes, recuperó 3 balones y puso 2 tapones con un 31 de valoración, el más alto del Madrid en el partido. 6 rebotes ofensivos del pívot francés sirvieron, para ganar la batalla de las posesiones, permitiendo al Madrid repetir e insistir hasta tener ataques que acaban en tiros fáciles, y para evitar que el Barcelona corriese al contrataque tras rebotes, reduciendo así a solo ataques posicionales las opciones del conjunto blaugrana, que unido a lo hablado antes de la defensa exterior madridista, reducía bastante las posibilidades de recibir puntos. Fue esa retroalimentación franco-argentina la que incidió y acabó por ahogar al equipo rival que se vio sobrepasado por esa exuberancia física y ese dominio que te obliga y obliga a acabar cediendo.

Este equilibrio tan bien conseguido sale de las manos de Chus Mateo que está respondiendo con creces al papelón que tenía: sustituir a Pablo Laso. Ajustó la rotación, exprimiendo al máximo los minutos de Hezonja, combinó a Tavares y Poirier de la manera que quiso, haciéndoles coincidir o variando la posición de cinco, incomodando todo el rato la estructura defensiva del Barça que no consiguió adaptarse más a allá del aluvión de puntos desde la media distancia de Vesely, que mareaba al pívot caboverdiano. Se recompuso bien, mantuvo el bloque de Facu, Deck, Musa y Yabusele variando el cinco e introduciendo jugadores para periodos cortos de tiempo si alguno se cargaba de faltas. Este control desde el banquillo mantuvo en todo momento al Madrid en el partido y ejerció una presión sobre los árbitros que pudo facilitar que la balanza cayese del lado madridista.

El camino del Barça hasta la final: morir de pie.
No fue un camino fácil para el Barça. Aunque al final vencieran a Manresa por 11 puntos en los cuartos de final, no fue hasta el último cuarto dónde consiguieron ampliar la ventaja. En las semifinales si que fueron una apisonadora y arrasaron con un Lenovo Tenerife que se fue perdiendo de 30 al descanso (54/24). Se plantaron en la final contra el favorito y el máximo rival que quería venganza tras la derrota producida el día 3 de enero. Llevaron al Madrid al límite y salen muy reforzados de esta competición. Recordaros que siguen terceros en liga y segundos en la Euroliga y aún pueden arrebatar al Madrid la posibilidad de hacer historia. Grimau, aunque lleva poco tiempo en el cargo, está dirigiendo a la perfección al conjunto catalán y se empieza a notar su mano en como el equipo se estructura y como de bien atacan. Seguiremos de cerca el nivel del conjunto catalán porque ha progresado mucho desde el inicio de la temporada y seguro sigue haciéndolo hasta, quién sabe, ponerse a la altura del Madrid para cuando lleguen playoffs.

¿Qué le depara al Real Madrid? ¿Una temporada para la historia?
Con esta conquista el Madrid consigue su Copa del Rey número 29 después de una sequía de 4 años y su segundo título está temporada tras ganar la Supercopa de España contra Unicaja a mediados de septiembre. Viendo el nivel que están demostrando tanto en España como en Europa y que siguen siendo líderes en solitario en las dos competiciones podrían conseguir ganar los 4 títulos esta temporada. Poirier lo dijo tras la victoria del domingo, que esto es solo un paso más para una temporada soñada. Han encontrado una forma de jugar y una rotación que les va a permitir seguir con el piloto automático hasta que empiecen a decidirse las cosas en las eliminatorias de final de temporada. Nadie se va a conformar con nada que no sea ganar y ese gen madridista estará de su lado si las cosas se ponen chungas en algún momento. Esta victoria ante el Barça en la final puede ser clave ya que no resultaría extraño que se enfrentasen de nuevo a ellos en las finales de las otras competiciones, si es que llegan hasta la final claro. El nivel físico impuesto, sumado al talento y una dirección impoluta desde los banquillos les hacen un equipo temible, con todos los ingredientes para hacer historia.

