FOTO VÍA | BLEACHER REPORT
Hecha la ley hecha la trampa, y mientras el funcionamiento del draft sea como es a día de hoy, siempre habrá equipos dispuestos a perder partidos para tener más posibilidades de optar a los primeros puestos. Seamos sinceros, hay casos de equipos que empiezan una reconstrucción porque sus propias malas decisiones les han llevado a ello, o equipos que con la mala suerte de que se lesionan los 3 mejores jugadores deciden tirar la temporada para prepararse para la siguiente. Vale, okay, eso está bien, ningún problema con ello. El drama es cuando equipos se tiran 4 años perdiendo partidos aposta con el pabellón vacío y acumulando picks de lotería, y siguen siendo mediocres porque no tienen ningún plan más allá de juntar tres jugadores top 5 del draft y ver si por arte de magia consiguen formar un núcleo sobre el que construir. No os lo toméis a mal, yo soy el primero que sabe que elegir en el draft es difícil, y basar todo tu futuro en un chaval de 18 años que no sabes cómo va a responder a que le des las llaves de la franquicia y le digas «machote, ahora esto es tuyo, llévanos a la gloria» puede salir bien o muy mal (suele ser lo segundo).
El funcionamiento del draft y los intentos de solución al tanking.
La NBA es una competición global, no sólo porque es seguida en todo el mundo y tiene una gran cantidad de jugadores internacionales, sino porque también engloba un mercado de traspasos propio, una agencia libre y un draft. Rápidamente explicado y sin entrar en detalles, el draft es una de las formas que tiene la NBA de igualarse. Jugadores jóvenes de todo el mundo que aún no han jugado en la NBA se declaran elegibles para el draft y los equipos tienen elecciones según el récord durante la temporada, cuánto peor es el récord, mejor es la elección. Aunque ahora tener el peor récord no te asegura elegir primero, pues la NBA implantó algo así como una lotería dónde dependiendo del récord se repartían la posibilidades de tener la primera elección, esto no quita que haya equipos que pierdan partidos aposta solo para tener más posibilidades de tenerlo. Hemos visto equipos sentar a sus mejores jugadores para que sean menos competitivos y, mientras el draft funcione como funciona actualmente, seguirá pasando.

Elegir arriba no es elegir bien.
Elegir en los primeros puestos te da una gran ventaja obvia y es que tienes más posibilidades de elegir al mejor jugador posible. Pero, por mucho que puedas elegir en un puesto alto, luego entra tu trabajo como franquicia desarrollar a ese jugador. Y aunque luego los desarrolles y funcionen muy bien, nadie te asegura que sean súper estrellas o que al final el que te salga bueno sea una segunda ronda. El claro ejemplo son los Rockets. Desde la salida de James Harden han estado perdiendo partidos y acumulando primeras rondas y puestos de lotería. Han drafteado a Jalen Green (pick número 2 de 2021), Jabari Smith (pick número 3 de 2022) y a Amen Thompson (pick número 4 de 2023) para que al final el que te salga bueno sea Alperen Sengun que fue un puesto 16.

Históricamente ha habido muchísimos jugadores muy importantes elegidos en segunda ronda. A todos se nos viene a la cabeza el caso mas reciente: Nikola Jokic. El actual MVP de las finales y dos veces MVP de la NBA (en camino al tercero) fue elegido en el puesto 41 del draft de 2014 mientras había en pantalla un anuncio de tacos. Por ejemplo Manu Ginobili también elegido en segunda ronda (puesto 57 de 2002) fue mejor sexto hombre en 2007, 2 veces all-star y 4 veces campeón. Marc Gasol fue un puesto 48 y ha sido campeón y defensor del año. Draymon Green se ha convertido en una leyenda de los Warriors y de la NBA siendo uno de los mejores defensores de la historia (DPOY en 2017) y un jugador sin el que no se entendería la dinastía Warriors siendo un pick 35. Esto es una clara demostración de que el desarrollo que hacen las franquicias con los jugadores que draftean va más allá del talento, y es casi tan importante su rol y como se pueden utilizar sus prestaciones como el talento.

Del draft a ganar: un camino con pocos caminantes.
Se cae en la trampa de «bueno dos años de reconstrucción y ya estoy ganando» y no es así, nunca es así. La vida no funciona como un videojuego que puedes dejar pasar el tiempo y ya está. Aquí tienes unos jugadores que se desgastan y pierden su valor, tienes un pabellón que llenar y es fácil entrar en una dinámica dónde nada de lo que sacas vale para algo. Hemos visto a aficionados ir con bolsas en la cabeza al campo por no perder el abono del equipos pero no queriendo ver el bochorno de su equipo jugando para no ganar. El famoso equipo de The Process de los Sixers que pasaron por allí muchísimos jugadores de los que quedan más bien pocos en la liga y el equipo se volvió competitivo cuando todos esos picks se tiraron a la basura, Embiid y Simmons dieron un paso adelante y te trajiste a Jimmy Butler. Lebron volvió a Cleveland y nada más llegar traspasó el número 1 para traerse a Kevin Love porque el equipo tenía que ser competitivo ya mismo. Los Warriors ganan el anillo en 2022 teniendo el pick número 2 del draft de 2020 (James Wiseman) en el fondo del banquillo sin jugar porque necesitaba un desarrollo que no podía recibir en un equipo que estaba preparado para ganar.

Y es por esto que en los últimos 30 años solo Tim Duncan y Lebron James han sido capaces de ganar en el equipo que los draftea siendo la primera espada y número 1 del draft (aunque este último se fue a Miami y luego volvió). Obviamente a muchos les queda aún carrera, pero hemos visto llegar a jugadores cargados de hype, como Simmons, Wiggins o Zion Williamson que no se han acercado lo más mínimo al peso que cargaban en sus espaldas cuando llegaron. Es posible que el próximo que consiga hacerlo sea Victor Wembanyama.
Por todos estos motivos es difícil creer que todos los equipos que llegan al punto de tener que reconstruir les espera un futuro brillante y en muchos casos les espera un lustro de decepciones y fracasos que solo ganando parece que habrán merecido la pena, y a veces ni eso.
