FOTO VÍA: LA VANGUARDIA.
Los Juegos Olímpicos han acabado como llevan acabando desde 2008, con Estados Unidos siendo campeones. Consiguen la medalla de oro número 17 en su historia ampliando aún más la diferencia si cabe respecto al segundo. Pero, aunque hayan vuelto a ganar, han sufrido mucho más de la cuenta aún llevando a, argumentalmente, el mejor equipo que se recuerda. Pero, ¿por qué? ¿Por qué la mejor selección de la historia ha ganado con menos diferencia de la que se esperaba sus dos partidos por las medallas? Vamos a ir uno por uno echando un vistazo a todos los factores que influyen en que, aunque sigan siendo superiores, toda esa diferencia haya disminuido.
Un roster para la historia.
LeBron James, 20 veces all-star, 20 veces all-NBA, 4 veces campeón con 4 MVPs de las finales, 4 MVPs de temporada regular, máximo anotador de la historia de la NBA, tres veces oro en Juegos Olímpicos y un bronce era el llamado a ser el capitán de esta selección estadounidense. No está mal, ¿no? El mejor jugador de la historia es el encargado de llevar a la gloria a un grupo de jugadores casi inmejorable. Por si fuera poco Stephen Curry, 10 veces all-star, 2 veces MVP, maáximo triplista de la historia, 4 anillos y un MVP de las finales y Kevin Durant, 14 veces all-star, 4 veces scoring champ, MVP y dos anillos con dos MVP de las finales eran sus dos guardaespaldas. Y detrás de ellos un séquito de all-stars perennes y candidatos a MVps (Embiid ya habiéndolo sido).

A todo esto, añádele un staff impresionante liderado por Steve Kerr con ayuda de Tyron Lue y Erik Spoelstra. El mejor equipo de la historia, entrenado por algunos de los mejores entrenadores actuales. Estaba destinado a ser campeón.
La globalización de la NBA.
Cuando un producto es tan ampliamente superior al resto y está únicamente ubicado en una zona del planeta tiende a globalizarse, y toda la gente que quiere vivir de ello se tiene que focalizar y acercarse a ese producto. Pues con la NBA pasa exactamente lo mismo. La calidad de la competición en sí, hablando de oportunidades, salarios y estructura es mucho mayor que cualquier otra competición del mismo deporte así que, con el paso del tiempo, se han abierto las puertas a relaciones más internacionales con jugadores de todo el mundo siendo claramente algunas de las caras mas importantes de la liga. Esta relación bidireccional se puede entender como una simbiosis clara, dónde las dos partes salen beneficiadas. La NBA se abre al público y talento europeo y al mercado asiático y se aprovecha de ellos para separase más aún del resto de competiciones atrayendo a esos jugadores que nunca se vieron con oportunidad de jugar en la liga norteamericana y con patrocinadores de la zona de los emiratos. En frente, todos esos jugadores internacionales tienen la oportunidad de optar a mejores salarios y condiciones y verse a si mismos a la misma altura que los jugadores que aparecen en la tele. Esto es buenísimo para el negocio americano aunque a veces limita claramente el crecimiento del baloncesto europeo ya que lo más normal es que los grandes talentos acaben abandonando su país de origen y formación para acabar triturados en la maquinaria NBA.

El caso es que, no solo hay que contar con los jugadores que ya están, si no añadirle el crecimiento exponencial de Doncic y Shai y la irrupción estelar de Víctor Wembanyama. Aseguran aún años y años de exposición internacional en los mejores jugadores y mejores quintetos muchos de ellos destinados al premio de mejor jugador. Por si no fuera poco, 4 internacionales en el top 10 de la NBA, tres de ellos franceses siendo Zaccharie Risicher y Alex Sarr top 1 y top 2 respectivamente.

El crecimiento del baloncesto internacional, el aumento del nivel y las reglas FIBA.
Muy unido a lo que hablábamos antes está este importante factor. Para que exista un Wembanyama tiene que haber una estructura que permita desarrollar al jugador y, aunque Wemby sea la cara que reluce, son muchos los jugadores que se aprovechan de esa estructura para crecer profesionalmente y desarrollarse en su propio país. El baloncesto muchas veces es cuestión de roles más que del nivel del propio jugador y el baloncesto europeo siempre se ha caracterizado por un juego más grupal y coral, en el que cada uno tiene muy claro su papel y todos trabajan codo con codo para el bien común. Entendiendo que el objetivo de cualquier equipo NBA es también ganar (aunque no siempre como ya hemos hablado aquí), el baloncesto tiende a ser mucho más individualista y aprovechándose de toneladas de talento y explosiones ofensivas. Hemos visto en los últimos años a MVPs de la Euroliga ir a la NBA y no acabar de encajar porque están en situaciones muy distintas a las que les convirtieron en MVPs, pero no significa que no tengan un hueco en la mejor liga del mundo.

Y todo ese desarrollo del que hablábamos también hace aumentar el nivel nacional de las competiciones, invirtiendo más y centrándose en el desarrollo cogiendo a la NBA como ejemplo. Y así, la NBA puede aprovecharse llevándose a los mejores jugadores que se formen. Como un ciclo en el que todos acaban aprovechándose de un único mercado, que se verá más reforzado todavía si cabe con ese trato que parece haberse dado entre la FIBA y la NBA. Todo se ha igualado mucho más y el resto de selecciones han demostrado que Estados Unidos necesita a sus mejores hombres si quiere ganar el oro. En el mundial del año pasado llevaron a su equipo D y acabaron quedando cuartos tras perder con Alemania en semifinales y Canadá en el tercer y cuarto puesto. ¿Por qué? Porque rara vez las estrellas europeas no van a jugar con su selección. En Europa existe mucho más ese sentimiento de representación deportiva con el país de dónde eres y no se negocia el faltar a las citas de selecciones a nivel continental o mundial sin importar que sean los juegos o no. El dream team del 92 arrasó en todos sus partidos ganando por una media de más de 43 puntos. Sí, los datos son esos. Pero en su recorrido solo se enfrentaron a 6 jugadores NBAy este año la selección americana se ha enfrentado a más de 60.

Otra cosa que hay que tener en cuenta es la diferencia que existe entre las normas NBA y las normas FIBA. Hemos visto a Embiid sufrir en los primeros partidos pues contactos que significan dos tiros en la NBA en las competiciones internacionales no sé sancionan y la manera que hay de forzar los contactos es distinta. La pista es más pequeña y existen menos espacios por lo que los aclarados no son tan efectivos y se tiene que optar por un baloncesto de más movimiento de balón. La norma quizá que más castiga a los jugadores de la liga norteamericana es que no existen los 3 segundos en zona defensiva. Esto significa una mayor dificultad para penetrar pues siempre puede estar el pívot rival esperándote debajo del aro y, con ello, la posibilidad de planear muchas mas defensas zonales difíciles de atacar.

Las conclusiones son claras. El nivel general ha aumentado y la exigencia que necesita Estados Unidos para ganar es máxima. Esto significa que convocar a los mejores jugadores disponibles va a ser completamente necesario si quieren hacerse con el oro. ¿La consecuencia de la consecuencia? Que nosotros veremos torneos impresionantes los veranos así que ganamos todos.
